Centenares de niños, niñas y sus familias han perdido sus hogares y necesitan ayuda con carácter urgente como consecuencia del grave terremoto que el 5 de octubre sacudió la región oriental de Kirguistán.
Unos 43 niños y niñas han sido víctimas de esta catástrofe en la aldea de Nura, una apartada región montañosa en la frontera con China. El problema se agrava con la llegada de las intensan nevadas y heladas que se avecinan en esta época al país.
Una ayuda necesaria
Diferentes organizaciones internacionales de cooperación y ayuda humanitaria ya están colaborando con el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Kirguistán para prestar socorro a las víctimas del terremoto. Ya se han enviado a la aldea tiendas de campaña, equipos de cocina y artículos del hogar, así como tabletas de purificación del agua, botiquines, calzado y prendas de vestir de invierno para los niños.
Además, una de estas organizaciones, como es el caso de UNICEF, colabora con el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Social a fin de establecer cuáles son las necesidades de los niños y niñas damnificados por el terremoto y darles respuesta. UNICEF se ha comprometido a prestar apoyo psicosocial a los niños, niñas y familias más vulnerables afectados por el desastre, para que superen sus traumas emocionales.
Los niños, los más afectados.
Pese a que la escuela de Nura es uno de los pocos edificios de la aldea aún en pie, se calcula que las clases tardarán en reanudarse. En el campamento de tiendas de campaña donde vive un número creciente de desplazados se emplearán las 'Escuelas en una caja' de UNICEF para ayudar a devolver las vidas de los niños y niñas damnificados a la normalidad."Los niños y niñas han sufrido de manera desproporcionada las consecuencias del desastre natural y son quienes posiblemente requieran más ayuda", apunta Timothy Schaffter, representante de UNICEF en el país. "Estamos listos para brindarles más apoyo".
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