Prácticamente todas esas muertes, el 99%, se producen en países en vías de desarrollo, la mayor parte de las veces por causas totalmente prevenibles. Malaria, sarampión, VIH/SIDA, diarrea y neumonía se perfilan como las cinco causas fundamentales del 90% de las muertes de esos niños, la mitad de las cuales se producen apenas en seis países (India, Nigeria, República Democrática de Congo, Etiopía, Pakistán y China).
La neumonía es el mayor causante de la muerte de niños y niñas menores de cinco años, más que el SIDA, la malaria y el sarampión juntos. Cada año, en torno a dos millones de niños mueren como consecuencia de esta enfermedad y se estima que un millón de niños más mueren como consecuencia de infecciones severas. La diarrea causa cerca de dos millones de muertes anuales de niños menores de cinco años, mientras que la malaria causa el 800.000 de las muertes infantiles en África subsahariana, pero tan sólo el 1% de las muertes de niños en el Sudeste Asiático.
Soluciones de bajo coste para salvar vidas
Frente a tales tasas de mortalidad infantil existen intervenciones de bajo coste que en todo el mundo podrían reducir la tasa de mortalidad de neonatos hasta en un 70 %. Por ejemplo, el método de la madre canguro (colocar al recién nacido con bajo peso en contacto con la piel materna, manteniendo así su calor) puede ayudar a estos niños a sobrevivir en los primeros críticos días. O la lactancia exclusiva, que podría salvar la vida de casi un millón de bebés al año. La vacuna contra el tétanos que causa la muerte de 215.000 recién nacidos y de 30.000 madres cuesta sólo 40 céntimos de euro.
La vacuna contra el sarampión cuesta apenas 15 céntimos de Euro. Las sales de rehidratación oral para combatir los efectos de la diarrea cuestan sólo 50 céntimos. Los antibióticos para tratar la neumonía 30 céntimos. Si a ello sumamos la educación de niñas y mujeres, con un impacto directo en la atención y bienestar de sus hijos, muchas más muertes aún podrían evitarse.
Fuente: Save the children
La neumonía es el mayor causante de la muerte de niños y niñas menores de cinco años, más que el SIDA, la malaria y el sarampión juntos. Cada año, en torno a dos millones de niños mueren como consecuencia de esta enfermedad y se estima que un millón de niños más mueren como consecuencia de infecciones severas. La diarrea causa cerca de dos millones de muertes anuales de niños menores de cinco años, mientras que la malaria causa el 800.000 de las muertes infantiles en África subsahariana, pero tan sólo el 1% de las muertes de niños en el Sudeste Asiático.
Soluciones de bajo coste para salvar vidas
Frente a tales tasas de mortalidad infantil existen intervenciones de bajo coste que en todo el mundo podrían reducir la tasa de mortalidad de neonatos hasta en un 70 %. Por ejemplo, el método de la madre canguro (colocar al recién nacido con bajo peso en contacto con la piel materna, manteniendo así su calor) puede ayudar a estos niños a sobrevivir en los primeros críticos días. O la lactancia exclusiva, que podría salvar la vida de casi un millón de bebés al año. La vacuna contra el tétanos que causa la muerte de 215.000 recién nacidos y de 30.000 madres cuesta sólo 40 céntimos de euro.
La vacuna contra el sarampión cuesta apenas 15 céntimos de Euro. Las sales de rehidratación oral para combatir los efectos de la diarrea cuestan sólo 50 céntimos. Los antibióticos para tratar la neumonía 30 céntimos. Si a ello sumamos la educación de niñas y mujeres, con un impacto directo en la atención y bienestar de sus hijos, muchas más muertes aún podrían evitarse.
Fuente: Save the children
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